Madrid, 20 jul (PL) El rey Felipe VI recibirá hoy por separado a los nuevos presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado, un día después de la constitución de las Cortes Generales (Parlamento bicameral) de España.
Los titulares del Congreso, Ana Pastor, y del Senado, Pío García-Escudero, informarán al monarca sobre la composición de sus respectivos cuerpos legislativos, emanados de las elecciones del 26 de junio, una repetición de las realizadas el 20 de diciembre de 2015.
Superado este trámite, Felipe VI, en su condición de jefe del Estado, iniciará -en fecha aún por definir- una ronda de consultas con los líderes de los partidos con representación parlamentaria, de acuerdo con el procedimiento habitual.
Esas reuniones servirán al estadista para proponer al Congreso su propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno, de cara al debate de investidura.
La Constitución establece en su artículo 62 que entre las funciones de su majestad, figura proponer el candidato a jefe del Ejecutivo y, en su caso, nombrarlo, así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la propia carta magna.
Según manifestó el propio presidente del Gobierno español en funciones y líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, su aspiración es poder someterse a una sesión de investidura a partir del próximo 2 de agosto.
A juicio del gobernante interino, si el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el centroderechista Ciudadanos favorecen este proceso, el debate comenzaría ese día.
Al día siguiente, es decir el 3 de agosto, se celebraría la primera votación de su candidatura para intentar renovar mandato en el gubernamental Palacio de la Moncloa y, en caso de no conseguir mayoría absoluta, iría a una segunda vuelta el viernes 5 de agosto.
De acuerdo con el sistema parlamentario español, una vez celebrados los comicios corresponde al Congreso designar al presidente, que para ser investido necesita mayoría absoluta en una primera vuelta, es decir 176 votos.
En caso de no conseguirlos, 48 horas después se procede a una segunda votación y entonces el requisito es lograr mayoría simple (más votos a favor que en contra) en la Cámara baja, integrada por 350 miembros.
Pese a ser la fuerza más votada en las generales del 26 de junio, el PP apenas obtuvo 137 escaños en el Congreso, lejos de los 176 establecidos para poder conformar una administración en solitario.
Ante las dificultades para encontrar apoyos a su reelección, el mandatario saliente se mostró dispuesto a gobernar en minoría, para lo que requeriría la abstención de algunos diputados del PSOE, segunda formación parlamentaria con 85 bancas.
Ciudadanos, con 32 asientos en el legislativo, confirmó que facilitaría esa opción con su abstención en la segunda vuelta.